Escuchamos casi todos los días acerca del colesterol, ya sea porque conocemos alguna persona a la que el médico le ha aconsejado bajar su consumo, o en las propagandas de televisión y gráfica que anuncian productos alimenticios sin colesterol, sin grasas trans, pero la verdad es que hay personas que les cuesta reconocer en qué alimentos se encuentra y qué cosas debemos tener en cuenta para controlar su consumo.
El colesterol es un nutriente necesario, un tipo de grasa, que en el organismo cumple varias funciones.
¿Cómo lo obtenemos?:
- A través de los alimentos que ingerimos: el colesterol se encuentra en los alimentos de origen animal, y no se encuentra en los alimentos vegetales.
- Otra parte del colesterol se forma en el organismo, y se suma al que ingerimos. Es sintetizado por todos los tejidos, pero mucho más en hígado, piel e intestino. Es por esto que no se lo encuentra en alimentos de origen vegetal.
El colesterol que consumimos se absorbe en intestino, pero hay otros elementos de la dieta que influyen en su absorción:
- la fibra presente en los alimentos, que disminuye la absorción de colesterol, y
- los esteroles vegetales que cuando son consumidos se absorben mejor que el colesterol.
Pero cuando este equilibrio entre consumo y utilización se rompe, aumenta el colesterol que circula en sangre, y aumenta principalmente el riesgo de padecer enfermedades del corazón. Una alimentación con elevado consumo de grasas favorece la aparición de aterosclerosis, que va dañando las arterias, formando placas y pueden ocasionar un infarto.
Cuando el colesterol es transportado en sangre, tiene varias funciones. Las que vamos a nombrar hoy son (hay más):
- LDL: conocido como el “colesterol malo”: al ser oxidado se deposita en las paredes de las arterias formando placas de grasa.
- HDL: conocido como el “colesterol bueno”: básicamente saca el colesterol de la sangre para llevarlo al hígado y luego ser eliminado.
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